1/ ALIMÉNTATE E HIDRÁTATE
No estamos diciendo que asaltes la maquinita expendedora que está afuera. Ni que hagas un romántico picnic a la orilla de la alberca. Pero, sí que antes de nadar debes comer bien e hidratarte. Por una sencilla razón: para que no pierdas energía en exceso. Ya sabemos que la natación consume muchas calorías.
Hidratarte antes, durante y después de la sesión, también reduce el riesgo de calambres. Y sabemos que esas son buenas noticias.
Evidentemente, te sugerimos un snack ligero, rico en carbohidratos dos horas antes de la sesión, para que no te sientas inflamado. Después de la sesión, consume proteínas, para ayudar a la regeneración muscular.