CÓMO APRENDER A NADAR

No hay edad para aprender a nadar, desde bebés nadadores hasta mayores de 60 años, ¡cualquiera puede hacerlo!
Sí, a menudo escuchamos que es más fácil cuando somos niños, pero en realidad, aparte de ser menos temerosos, los adultos no tienen nada que envidiarles. Aprender a nadar de adulto también tiene sus ventajas.

Tu voluntad de dar el paso por fin, sin ánimo de broma, es una verdadera fuerza de motivación y voluntad de darlo todo durante tus sesiones de entrenamiento. Pero también está tu capacidad de aprender y memorizar... el socorrista estará contento ;)

En conclusión, todos los beneficios de la natación sólo te van a satisfacer: hacer un deporte sin impacto para tus articulaciones, una actividad buena para el corazón, para la circulación sanguínea, para prevenir enfermedades, o para reafirmar todo el cuerpo.

Aprender a nadar implica una cosa: sentirse cómodo en el agua. Estos son los primeros ejercicios que puedes hacer en una alberca.

Si tienes la posibilidad, usa un cinturón de flotación, y para estar aún más seguro te aconsejamos que vayas acompañado. Además, ¡será un buen recuerdo compartido!
El primer contacto con el agua se dividirá en dos etapas: primero el contacto de los pies y las piernas; luego el contacto de las manos y los brazos.

Comenzamos con el contacto de los pies y las piernas. Siéntate en el borde de la alberca, en el lado menos profundo de la misma. Pon los pies en el agua.
Muévelos para que se familiaricen con el contacto del agua.

Cuando te sientas con fuerzas, acércate al agua y, sentado firmemente, sumerge las piernas hasta las rodillas.
Luego las manos y los brazos. Colócate en el borde de la alberca, sentado y de perfil hacia la piscina. Según lo que prefieras, también puedes arrodillarte o ponerte en cuclillas.
Agáchate y mete los dedos en el agua. Muévelos para sentir los movimientos en el agua.

Cuando te sientas más cómodo, mete la mano y luego el antebrazo, sin dejar de estar firmemente anclado al borde del agua. Una vez que hayas dominado este ejercicio con el primer brazo, repite los mismos pasos con el otro brazo.

Recuerda que para el primer contacto con el agua, primero se sumergen los pies y las piernas, y luego la mano y el brazo. No olvides agitar las piernas ;)

Una vez que te has familiarizado con el agua, una vez que te sientes completamente cómodo, una vez que has aprendido a flotar, surge la cuestión del primer estilo de natación.
Por lo general, se pensará más rápidamente que la braza es el estilo más fácil porque, cuando se mira, es lo único que parece. Esto es bastante normal, ya que es similar a los movimientos que conocemos bien; la marcha. Pero esta técnica requiere muchos movimientos diferentes y puede ser más difícil que el crol. ¡Eso es! En el crol tu cuerpo permanece en posición horizontal y se desliza gracias a los movimientos de tus brazos y piernas. La cabeza no se mueve, a diferencia de la braza, por lo que requiere menos coordinación. Empezando por la braza, también puedes adoptar rápidamente los malos reflejos. Este parece sencillo, puedes hacerlo rápidamente a tu antojo y desarrollar malos hábitos para aprender otros estilos de natación.
Por supuesto, cada uno tiene su propio método, pide consejo a tu instructor de natación ;)