REDONDA:
Este tipo de pala tiene un gran "punto dulce" (zona óptima de golpeo), lo que hace que sean muy tolerantes a descentrados y, por tanto, relativamente fáciles para golpear "bien" la pelota. Como el peso de este tipo de raquetas se distribuye uniformemente alrededor de la muñeca, es más manejable y permite moverla sin demasiada fuerza. Por lo tanto, es más fácil controlar la trayectoria de la pelota y la acción de la raqueta. Perfecta si buscas una raqueta fácil de manejar y con gran precisión en los golpes.
LÁGRIMA:
Estas palas tienen un punto dulce más pequeño y el equilibrio suele estar en el centro de la raqueta (por lo que se requiere un cierto nivel de destreza para dominarla). Se trata de un punto intermedio entre una raqueta con forma redonda y una con forma de diamante. Se podría caracterizar como una versión híbrida adecuada para jugadores de pádel de nivel medio y avanzado. Perfecta para aquellos que buscan un equilibrio entre maniobrabilidad y potencia en su juego.
DIAMANTE:
Estas palas suelen recomendarse para jugadores avanzados, ya que el punto dulce es reducido y situado en la parte alta de la pala, siendo así más exigente a la hora de golpear bien la pelota. Además, el balance suele estar en la parte superior (cabeza pesada) lo que aumenta el nivel de fuerza y habilidad que necesitas para moverla correctamente. Por otro lado, esta forma de pala es la que más potencia puede aportar a tu juego.